Historia de Uralita, la empresa que dio nombre al material

¿Sabías que uralita es un término que, aunque hoy se utiliza para referirse de manera genérica a un tipo de material de construcción, en realidad proviene de una marca registrada? Al igual que ocurre con otros nombres como rímel o kleenex que pasaron de ser marcas a convertirse en sinónimos de sus respectivos productos, Uralita dejó una huella tan profunda en el sector de la construcción que su nombre se asoció directamente con el fibrocemento. Esta es la historia de Uralita, la empresa que dio origen al término y de cómo su trayectoria ha estado marcada por la innovación y la controversia.

Inicios de Uralita: origen y expansión de la empresa

La historia de Uralita comienza en el año 1907, cuando se funda en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) bajo el nombre original de La Fábrica de Materiales y Construcción. En sus primeros años, la empresa se dedicaba a la producción de materiales para la construcción, como tejas y tubos de fibrocemento. Sin embargo, fue en 1920 cuando adoptó el nombre de Uralita, derivado del nombre comercial del fibrocemento que la hizo famosa.

La innovación y la resistencia de este material impulsaron rápidamente su popularidad. Durante gran parte del siglo XX, Uralita se convirtió en un referente en el sector de la construcción tanto en España como en otros países europeos. La empresa logró una expansión notable gracias a la alta demanda de fibrocemento, un material conocido por su durabilidad, resistencia al fuego y bajo coste de producción. Además, Uralita diversificó sus líneas de productos, incluyendo soluciones para tejados, canalizaciones y revestimientos que fueron adoptados ampliamente en proyectos de construcción residencial, industrial y pública.

A medida que creció, Uralita no solo consolidó su presencia en el mercado nacional, sino que también logró exportar sus productos a otros países europeos, destacándose como un símbolo del progreso industrial español. Durante las décadas de 1950 y 1960, la empresa vivió su época dorada, ampliando fábricas y perfeccionando sus procesos de producción. Esto le permitió consolidar una posición de liderazgo en el sector de la construcción, creando empleo y contribuyendo significativamente al desarrollo económico.

Caída de Uralita: el impacto del amianto

A pesar de su éxito inicial, la historia de Uralita está marcada por la controversia. El fibrocemento contenía amianto, un material altamente peligroso para la salud. En las décadas de 1970 y 1980, comenzaron a surgir estudios que demostraban que la exposición al amianto podía causar enfermedades graves como la asbestosis, el cáncer de pulmón y el mesotelioma.

El impacto de estas revelaciones fue devastador para Uralita. En 2002, España prohibió el uso del amianto, lo que obligó a la empresa a cesar la producción de productos que contuvieran este material. Esta decisión fue un punto de inflexión, ya que el amianto, aunque peligroso, había sido una de las principales materias primas de la compañía. La prohibición vino acompañada de una creciente presión social y mediática, que puso a Uralita en el centro de atención como uno de los responsables de los problemas de salud relacionados con el amianto.

Además, Uralita enfrentó numerosas demandas legales por parte de trabajadores y comunidades expuestas al amianto. Estas demandas, que en muchos casos se resolvieron con indemnizaciones millonarias, no solo afectaron la reputación de la empresa, sino también su viabilidad financiera. En este contexto, muchas familias y colectivos afectados denunciaron las condiciones de trabajo insalubres en las fábricas y la falta de información sobre los riesgos asociados al amianto. Estas acciones legales generaron un debate amplio sobre la responsabilidad empresarial y la necesidad de una mayor regulación en el uso de materiales peligrosos.

Con el tiempo, Uralita se vio obligada a reconvertirse y cambiar su modelo de negocio. Aunque intentó diversificarse y modernizarse, la sombra del amianto marcó un antes y un después en su historia. La empresa pasó de ser un gigante de la construcción a un ejemplo de los riesgos asociados con el uso de materiales peligrosos, dejando un legado controvertido que sigue siendo objeto de estudio y debate en la actualidad.

En 2015, la empresa Uralita cambió su denominación social por la de Coemac (Corporación Empresarial de Materiales de Construcción). Con esto, la sociedad trataba de romper con su pasado mientras continúa con el negocio centrado en materiales de construcción ya, por supuesto, sin amianto, lo que no le eximía de hacer frente a las responsabilidades legales derivadas de los procesos judiciales.

En enero de 2020, Coemac comunicó a la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores) que había solicitado al juzgado competente su concurso voluntario y dos años más tarde, en febrero de 2022, pidió iniciar su proceso de liquidación y el de sus filiales.

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