¿Puedo alquilar una vivienda que tiene amianto? Requisitos y riesgos
Cada vez más personas descubren que la vivienda que poseen o van a alquilar puede contener materiales antiguos con amianto, especialmente si fue construida antes de los años 2000. Esto genera una pregunta muy frecuente: ¿se puede legalmente alquilar una casa que tiene amianto? Y aún más importante: ¿qué riesgos existen para el propietario y el inquilino?
En este artículo te explicamos todo lo que debes saber si tienes una casa en alquiler con amianto, desde los requisitos legales hasta las implicaciones para la salud y la responsabilidad civil.
¿Es legal alquilar una vivienda que contiene amianto?
La legislación española no prohíbe expresamente alquilar una vivienda por el simple hecho de contener amianto. El amianto no está prohibido como tal en propiedades ya construidas, siempre que los materiales que lo contienen estén en buen estado y no supongan un riesgo directo para la salud de los ocupantes.
Sin embargo, eso no significa que cualquier situación sea válida. Si el amianto está deteriorado, fragmentado, accesible o situado en una zona que puede sufrir manipulación durante la estancia, el alquiler puede implicar una exposición innecesaria a un material peligroso. En esos casos, sí se estaría incurriendo en una situación de riesgo, tanto desde el punto de vista sanitario como legal.
¿Qué riesgos conlleva alquilar una vivienda con amianto?
El mayor peligro del amianto es la inhalación de sus fibras, que pueden liberarse si el material se rompe o se degrada. Estas fibras son invisibles al ojo humano y, al quedar en suspensión en el aire, pueden entrar en el aparato respiratorio y permanecer allí durante años.
Las enfermedades asociadas a esta exposición —como la asbestosis, el cáncer de pulmón o el mesotelioma— suelen manifestarse a largo plazo, pero el hecho de que los efectos no sean inmediatos no significa que el riesgo no exista.
Para el propietario, los riesgos van más allá de lo sanitario. Si el inquilino demuestra que ha estado expuesto a un material peligroso sin haber sido informado, podría emprender acciones legales. Además, si se produce un accidente, una rotura o una reforma mal ejecutada por parte del inquilino, la responsabilidad por los daños podría recaer sobre el arrendador si no se tomó ninguna medida preventiva.
¿Estoy obligado a informar al inquilino?
Sí. Aunque no hay una ley específica sobre el amianto en el alquiler de viviendas, la normativa general de consumo y arrendamientos urbanos exige que el arrendador garantice las condiciones de habitabilidad y seguridad de la vivienda.
Eso implica que, si se conoce la existencia de amianto en la vivienda, debe informarse de forma clara al futuro inquilino. Ocultar esta información podría considerarse una omisión relevante, sobre todo si el amianto está en mal estado o ubicado en zonas sensibles como techos, bajantes o garajes interiores.
¿Qué puedo hacer si quiero alquilar una vivienda con amianto?
Lo primero es evaluar el estado del material. No es lo mismo tener un depósito de agua en buen estado que una placa de uralita agrietada sobre un tejado de difícil acceso. En cualquier caso, conviene solicitar la revisión de un técnico especializado para determinar si el material está deteriorado, si hay riesgo de exposición o si convendría retirarlo antes de poner la vivienda en alquiler.
Si el amianto no está dañado y se encuentra en zonas de difícil acceso, puede mantenerse siempre que no se manipule. Aun así, se recomienda que el arrendador:
- Informe por escrito de su existencia.
- Incluya una cláusula en el contrato sobre su mantenimiento o no manipulación.
- Considere un plan de retirada progresiva si la vivienda va a ser alquilada de forma continuada.
¿Qué ocurre si el inquilino quiere hacer reformas?
Aquí es donde suelen surgir los mayores problemas. Si el inquilino desea pintar, instalar un aparato o reformar parte de la vivienda y toca por error una zona con amianto, puede liberar fibras sin saberlo, poniendo en riesgo su salud y la del entorno. Por eso es importante que el contrato prohíba expresamente cualquier obra sin autorización previa cuando se sabe que hay materiales potencialmente peligrosos.
Además, si se planifica una reforma y hay sospecha de amianto, debe retirarse antes cualquier material afectado siguiendo los protocolos legales, con intervención de una empresa autorizada.
Conclusión
Tener una casa en alquiler con amianto no impide su arrendamiento, pero sí exige responsabilidad, transparencia y medidas de prevención. La clave está en conocer el estado de los materiales, informar adecuadamente al inquilino y tomar decisiones basadas en criterios técnicos, no solo económicos.
En AST Amianto te ayudamos a evaluar tu vivienda, identificar la presencia de amianto y asesorarte sobre cómo actuar si estás pensando en alquilarla. La seguridad jurídica y sanitaria de tu propiedad también depende de cómo gestiones estos detalles.